Dulces drogas que resucitan,
acarician los huesos y ensucian ojos,
que abren mañanas
y cierran la ventana.
Dulces formas de pensar
buscando cariño y vicio a partes iguales.
Anoche tenía muchas ganas de quererte
pero se me hizo tarde.
Busco línea,
doblo el pulso
y pido aire.
Viejos nudos con nuevas cuerdas.
Desátame.
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Me palpo, nervioso, los ojos y los pies y el dedo gordo
de la mano lo meto en el ojo, y estoy sucio
y mi vida oliendo.
Y sueño que he vivido y que me llamo de algún modo
y que este cuento es cierto
Muere, sólo muere, Panero.